Javier Romero Villalobos - Jamex

De la ciudad de México, Coapa y sangre norteña. 1984.

Yo, no quiero dibujar(como muchos dicen), debo dibujar, siempre dibujé y no me imagino no haciéndolo.

Nada emociona más a mi corazón que ver a los dibujos moverse. La animación. Ese tema ridiculizado por amigos, familiares y conocidos en general, me ha hecho pasar por todos lados para llegar a ella: fábricas, diseños,  páginas web, compañías farmacéuticas, compañías de videojuegos, salas de conciertos, museos, fotografías, no miento, cientos de miles de fotografías (timelapses). El mundo de la animación comenzó a cobrar sentido con Pedro Friedeberg, de quién tengo el honor de cada tanto animar su obra y ser su amigo. Mi abuelito artístico. De ahí el capricho, la caída y seguir el trabajo del dibujo para llegar a la animación, su industria, las series animadas, las películas. En mi cabeza cada uno de los cuadros que ven es una potencial historia animada. La forma más metafórica de contar cuentos.